Niño Jesús de Praga.
Ilustración de la portada de la "Novena al milagroso Niño Jesús de los Carmelitas de Praga", de una colección de pequeños devocionarios editados por La Hormiga de Oro a principios del XX.
Antigua devoción es la del Niño Jesús de Praga, que se representa como Rey del Universo, coronado, con ricas vestiduras, con una bola del mundo en su mano izquierda, y bendiciendo con la derecha. Eran muy comunes las estampas y pequeñas imágenes para el culto doméstico.
La actual fiesta de Cristo Rey, o Solemnidad de Jesucristo Rey del Universo, fue instituida por Pío XI en 1925, pero ya desde antiguo se representaba, y se dirigía la oración a Cristo como Rey. Se celebraba el último domingo de octubre, y actualmente, como conclusión del año litúrgico, en noviembre.
Oración final de esta Novena al Divino Niño Jesús de Praga. Se indicaba en el librito que esta oración tenía "cien días de indulgencia una vez al día, aplicables a las almas del Purgatorio":
"Amable Jesús, Señor nuestro, que os hicisteis niño por nosotros y quisisteis nacer en un pesebre para librarnos de las tinieblas del pecado, atraednos a Vos é inflamadnos en vuestro santo amor; os adoramos como Criador y Redentor nuestro, os reconocemos por Rey y Señor nuestro y os ofrecemos como tributo todos los afectos de nuestro pobre y mezquino corazón.
Amado Jesús, Dios y Señor nuestro, dignaos aceptar esta ofrenda, y para que merezca ser acogida por Vos perdonadnos nuestros pecados, iluminadnos, inflamadnos con aquel fuego sagrado que vinisteis a traer al mundo para encender nuestros corazones; que nuestra alma sea siempre un sacrificio perpétuo que arda en honor vuestro, que bueque siempre vuestra mayor gloria, a fin de que un día pueda gozar de vuestros encantos infinitos en el Cielo. Así sea."
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